sábado, 17 de septiembre de 2011

Ya está en las librerías!!!!!!!!!!!!!!!!

Por fin sale a la calle mi 2º poemario: CIUDAD DE ELEFANTES.
Prólogo de LUIS ALBERTO DE CUENCA
Ilustraciones de CRISTINA DE COS-ESTRADA


ISBN: 978-84-92560-72-1
Nº páginas: 68
PVP: 10€



VERTICALIDAD INFINITA


No quiero caminar de frente, como la rana,

ni de lado, como el cangrejo,

ni hacia atrás, como el hombre asustado.

Quiero bajar, renacuajo,

al fondo

de las aguas.


O hacia arriba, ave

que persigue

una libélula

y no le quita ojo hasta haberla tragado,

sobre mil quinientos

árboles

cubiertos de nieve,

sobre los techos,

sobre las nubes, donde respirar cuesta tanto

como en el mar.

Donde una pluma, desprendida del ala,

vuela años de vientos

hasta tocar

suelo.










Gracias a Luis Luna, Chema, Luis Alberto, Cristina, Niko, Rafa... GRACIAS.


lunes, 12 de septiembre de 2011

Confesión sobre una silla traducido al portugués

Tengo que agradecer a un espontáneo que me escribió ayer, Alberto-Augusto Miranda, diciéndome que había traducido al portugués y publicado en varios blogs uno de mis poemas. Grata sorpresa... :)

Ahí van los blogs y el poema traducido:

11 Setembro 2011

estelle talavera

CONFESIÓN SOBRE UNA SILLA

Si supierais quién me habita
quién descansa sólo a medias mientras duermo,
alerta a los crujidos del esternón inquieto.
En mi cabeza un hombre viejo dormido sobre una silla,
no hay ventanas,
la vieja manía de imaginar el ancho horizonte
sin plantaciones,
carreras de tierra seca resplandecientes
en las horas incrédulas en que el día
despierta.
En mi cabeza un hombre muerto que no cae, que no cierra los ojos
que mantiene un equilibrio macabro sobre las cuatro maderas de su silla
una noche fantasmal, eterna,
un ladrido de perro en la oreja, demasiado cerca
el miedo palpitante,
hielo bajo los pies…
la sangre arremolinada en las mejillas, la piel erizada
en mi cabeza un final caído de pronto: un espectáculo del que no se sale.
Un hombre inmóvil sobre una silla.
No os he dicho quién soy para no asustaros,
para tenerme contenta la conciencia de madrugada.
Pero ese hombre muerto en la silla del ático de mi cabeza
ha subido solo las escaleras,
y no ha vuelto a bajar.
No ha querido.


Confissão Sobre Uma Cadeira


Se soubesses quem me ocupa
quem descansa só a meias enquanto durmo,
atenta aos rangeres do esterno inquieto.
Na minha cabeça um homem velho a dormir numa cadeira,
não há janelas,
a velha mania de imaginar o largo horizonte
sem plantações,
carreiros resplandecentes de terra seca
nas horas incrédulas em que o dia
sai.
Na minha cabeça um homem morto que não cai, que não fecha os olhos
que mantém um equilíbrio macabro sobre as quatro pernas da cadeira
uma noite fantasmática, eterna,
um latido de cão na orelhas, demasiado próximo
o medo palpitante,
gelo debaixo dos pés…
o sangue em remoinho nas bochechas, a pele eriçada
na minha cabeça um fim caído de repente: espectáculo donde não se sai.
Um homem imóvel na cadeira.
Não vos disse quem sou para não vos assustar,
para manter contente a consciência de madrugada.
Mas esse homem morto na cadeira do sótão da minha cabeça
subiu sozinho os degraus
e não voltou a descer.
Não quis.

sábado, 10 de septiembre de 2011

"NADA", Janne Teller (CULTURAMAS)

Publicado en CULTURAMAS

Nada

Por Estelle Talavera Baudet.

Nada. Janne Teller. Seix Barral. Traducción: Carmen Freixenet. 2011. 160 páginas.

Prohibido durante años por aquellos que temían perder el control del obediente ciudadano, Janne Teller ha traído consigo ese reclamo, en un sentido pesimista, en otro optimista, del necesario despertar.

Uno puede vivir adormecido por todo aquello que siempre ha sido la normalidad; sin embargo el despertar, aunque doloroso, conmueve, altera, pellizca al individuo inquieto, pues la vida es mucho más compleja e interesante que un puñado de ideas bien trazadas con escuadra y cartabón.

Pierre Anthon se levanta de su pupitre en clase y clama, completamente convencido, que “Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo”, recoge sus cosas y se marcha del aula para no volver jamás. Se sube a un ciruelo y grita las mayores verdades jamás escuchadas.

A partir de ahí sus compañeros, en un afán por demostrar lo equivocado que está, empiezan a acumular significado en una gran montaña oculta en el interior de un aserradero abandonado. Poco a poco las exigencias de estos púberes rozan la demencia. Pues siempre perdemos la perspectiva cuando el objetivo nos obsesiona. Lo que en un principio se limita al dominio de lo puramente material, comienza, poco a poco, a abarcar dominios más esenciales, a mayores sacrificios, pues el sentido así lo exige…

No desvelaremos el final, aunque lo más interesante es el sentido que late y acelera el corazón de esta extraña historia que comenzó como un simple relato para abarcar sentidos más complejos y encarrilarse en los caminos de los clásicos más afamados.

Una novela que no destaca por su valor literario especialmente sino por su simbolismo, esa “pildorita” de realidad que no deja indiferente, seas quien seas. Una alegoría del comportamiento humano frente a la cruda realidad, que contempla un final. La olla exprés estalla en forma violenta, pues no queda más camino para el que no acepta las cosas como son.

Hay un olor de fondo similar al que debía circular por la isla de El señor de las moscas.


Hay que leérselo. Y más en estos tiempos.

Janne Teller

Licenciada y master en economía por la Universidad de Copenhague en 1988, trabajó para la ONU residiendo en diversos países del mundo. En 1995 se dedicó en exclusiva a la escritura.

Autora de historias cortas, ensayos y novelas, se le engloba dentro del realismo mágico. Con escritura detallista, plantea reflexiones filosóficas sobre la vida y la civilización moderna. Ha obtenido algunos premios.

www.janneteller.dk

www.lectoresfurtivos.com

miércoles, 7 de septiembre de 2011

post de Toño Fraguas

Toño Fraguas

Hoy es posible que dos almas gemelas (pongamos que Agapito y Lucinda) viajen en el metro, frente por frente, y que sean las primeras personas que, en una década, a las 11.13 de la mañana de este viernes 26 de agosto de 2011, estén leyendo La Comunidad Inconfesable, de Maurice Blanchot. Podría ocurrir en la línea 3 del Metro de Madrid. Digamos que entre las estaciones de San Fermín-Orcasur y Palos de la Frontera.

Porque Agapito hubiera aguantado hasta Palos de la Frontera (aunque él habitualmente se baja en Almendrales)…

Habría bastado con que Lucinda no estuviera leyendo ese libro sobre el amor verdadero (esa comunidad inconfesable ante la muerte) en formato EPUB. Y viceversa. Lucinda hubiera bajado precipitadamente en Almendrales en pos de Agapito si este no se hubiera descargado el libro en un PDF hecho a base de fotocopias guarrindongas.

Dentro de 30 años quizá el uno podría haber acompañado a la otra en ese momento intransferible del morir.

Claro, esto va de muerte: de la muerte de las miradas furtivas a las portadas de los libros de los viajeros de Metro. Y de las fantasías subsiguientes… ¡Cuántas etapas preliminares ahorra en la alcoba de nuestra mente un libro determinado!: es mucho más efectivo que pasarse el día en Meetic.

Reconozcámoslo: es un magno acontecimiento descubrir en el metro una chica que no lea a Federico Moccia o (¡todavía!) a Dan Brown, como lo es descubrir a un chico que no devore cualquier volumen de fantasía heroica, de técnicas de márketing o… el código de la circulación. Ahora ya da igual: tras la fría espalda del Kindle, el Reader o el cacharro que se desee, no se adivina nada. Y es peligroso: cualquier incauto puede fantasear durante siete paradas, sin saberlo, con una lectora de César Vidal.

Y no miro a nadie.