jueves, 30 de octubre de 2008

La última


Por qué me miras así.
Ya sé que es triste esta fiesta improvisada,
que no merecemos, en estos tiempos, falsas extensiones de nosotros,
que nuestra voz es ahora a destiempo
una llamada de teléfono de madrugada,
un trago de agua caliente,
un vaso finamente quebrado entre las manos.

Permíteme la despedida sin golpes de pecho,
sin atardeceres abruptos de almas dolidas.
Quiero recordarte sonriendo, ¿es eso tan raro?,
¿tan difícil?
Lo has hecho tantas veces...

Hacíamos la maleta rápido, recién comprados los billetes,
los brazos insuficientes para abarcarnos.

Deja de mirarme así. Imagina que todo
sigue igual, que nos tenemos.
Sólo inténtalo un momento, el segundo suficiente
para darme la vuelta, satisfecha,
creyendo que traerás tú las maletas a este vuelo.

.
.

1 comentario:

Pupu dijo...

Por supuesto que cierto melenudo dejará en tus manos mis paraguas, aunque allí sea verano.
Gracias por estar allí, niño, porque Hugo va mucho más animado. Cuídamelo mucho, que está herido...