martes, 1 de septiembre de 2009

ELEFANTES EN LA CIUDAD

Una manada de elefantes
galopa en la noche de neón,
entre rascacielos.

Sus grandes patas sobre alcantarillas
trompas enroscándose,
nudosas,
a las farolas de las avenidas,
coches ausentes.

Metros entre estaciones,
parados
bajo tierra
-máquinas de chicles a moneda-.

La luna en el ascensor,
entre dos pisos,
cansada de apretar el botón de alarma.

Los árboles se suben las faldas
-sus cercos de cemento-
y corren como rebaño
perseguido por el diablo, calle abajo,
entre hoteles vacíos,
al puente-frontera
sin taxis ni termómetros.

Un avión-pájaro sobrevuela
el banco
más grande
del mundo,
mostrador vacío,
pasillo sin pisadas,
música de trompas,
penas ausentes
de elefantes en la ciudad.

Elefantes en la ciudad…

Caminar por la acera,
entre el gentío,
sintiéndome solo, elefante sin cobijo,
entre inmensos edificios.
Calle abajo. Respirando
el oxígeno de las farolas.

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