lunes, 12 de septiembre de 2011

Confesión sobre una silla traducido al portugués

Tengo que agradecer a un espontáneo que me escribió ayer, Alberto-Augusto Miranda, diciéndome que había traducido al portugués y publicado en varios blogs uno de mis poemas. Grata sorpresa... :)

Ahí van los blogs y el poema traducido:

11 Setembro 2011

estelle talavera

CONFESIÓN SOBRE UNA SILLA

Si supierais quién me habita
quién descansa sólo a medias mientras duermo,
alerta a los crujidos del esternón inquieto.
En mi cabeza un hombre viejo dormido sobre una silla,
no hay ventanas,
la vieja manía de imaginar el ancho horizonte
sin plantaciones,
carreras de tierra seca resplandecientes
en las horas incrédulas en que el día
despierta.
En mi cabeza un hombre muerto que no cae, que no cierra los ojos
que mantiene un equilibrio macabro sobre las cuatro maderas de su silla
una noche fantasmal, eterna,
un ladrido de perro en la oreja, demasiado cerca
el miedo palpitante,
hielo bajo los pies…
la sangre arremolinada en las mejillas, la piel erizada
en mi cabeza un final caído de pronto: un espectáculo del que no se sale.
Un hombre inmóvil sobre una silla.
No os he dicho quién soy para no asustaros,
para tenerme contenta la conciencia de madrugada.
Pero ese hombre muerto en la silla del ático de mi cabeza
ha subido solo las escaleras,
y no ha vuelto a bajar.
No ha querido.


Confissão Sobre Uma Cadeira


Se soubesses quem me ocupa
quem descansa só a meias enquanto durmo,
atenta aos rangeres do esterno inquieto.
Na minha cabeça um homem velho a dormir numa cadeira,
não há janelas,
a velha mania de imaginar o largo horizonte
sem plantações,
carreiros resplandecentes de terra seca
nas horas incrédulas em que o dia
sai.
Na minha cabeça um homem morto que não cai, que não fecha os olhos
que mantém um equilíbrio macabro sobre as quatro pernas da cadeira
uma noite fantasmática, eterna,
um latido de cão na orelhas, demasiado próximo
o medo palpitante,
gelo debaixo dos pés…
o sangue em remoinho nas bochechas, a pele eriçada
na minha cabeça um fim caído de repente: espectáculo donde não se sai.
Um homem imóvel na cadeira.
Não vos disse quem sou para não vos assustar,
para manter contente a consciência de madrugada.
Mas esse homem morto na cadeira do sótão da minha cabeça
subiu sozinho os degraus
e não voltou a descer.
Não quis.