miércoles, 14 de diciembre de 2011

Libro de la semana en ABC: Ciudad de elefantes

CIUDAD DE ELEFANTES

Estelle Talavera Baudet. Prólogo de Luis A. de Cuenca. 68 páginas. Amargord. Ilustraciones: Cristina de Cos-Estrada. 10 euros

Día 14/12/2011 - 13.05h

El común de los mortales paseamos por las calles de nuestra ciudad como ciegos, tanteando, ajenos al rastro de las cosas, y ajenos a menudo al rostro del amor que nos enseñan. Ni siquiera nos fijaremos aunque un elefante se haga hueco a nuestro lado en el paso de peatones. Nosotros, el común de los mortales, no tenemos el don de nombrar, ni tenemos el don de pillarnos los dedos de las manos en la puerta de aquel o aquella a quien amamos.
«Ciudad de elefantes»
ABC
La poeta Estelle Talavera Baudet

Nosotros, el común de los mortales, no sabemos contar 300 atardeceres, más o menos, porque para eso y todo lo anterior están los poetas. Poetas como Estelle Talavera Baudet, capaz de contar esos tres centenares de atardeceres, seguro que alguno más, Estelle, pero no quisiste exagerar porque como te escribe en el prólogo otro poeta, Luis Alberto de Cuenca , tus versos se nos ofrecen «limpios de retórica y, a la vez, sabios de matices poéticos». Nosotros, el común de los mortales, seguimos al pie de la letra este mapa que nos brinda, sabedores de que en él encontraremos «coordenadas sin norte en agua tibia» que a nosotros nos servirán para hacer navegar el corazón.

«Ciudad de elefantes»
ABC
Cubierta del poemario «Ciudad de elefantes»

Los versos de Estelle Talavera son frágiles, como frágiles parecen los pajarillos en su vuelo que sin embargo les hace libres. Como en una matrioska rusa, al destapar cada palabra otra renovada se aparece, aprendemos de estas sílabas certezas y verdades que nosotros, el común de los mortales, quizá intuíamos, pero jamás nos enseñaron a nombrar: «Tengo abierta la boca / de par en par/ como las puertas de los cines a menos 5...». Así de sencillo. Como las fantásticas ilustraciones de Cristina de Cos-Estrada que acompañan los poemas.

A veces los poetas se inventan mundos, otras nos redescubren este que habitamos y que a menudo pasa a nuestro lado sin que nosotros descifremos ni uno solo de sus enigmas, de sus incertidumbres, de sus venturas. Este libro es sencillo, directo y sus versos se columpian en los labios del lector, y le hacen cosquillas en el alma. Es como una delicada cajita de música, y Estelle es la bailarina, y el lago de los cisnes son sus poemas que construyen esta preciosa y humana y bellísima «Ciudad de elefantes». Ya estamos esperando más, Estelle. Queremos que otra vez nos dejes boquiabiertos. Dicen que los elefantes son los únicos mamíferos que no saltan. No lo sé, pero los tuyos vuelan, Estelle.

1 comentario:

clotilda dijo...

Enhorabuena por tan buenisimas opiniones de tu poemario Estelle, merecidas sin duda! Gracias por enamorarnos de la poesía...